E. G. Bertrán

Dejando volar la imaginación
Nace la Inspiración 

   Recuerdo con cariño cuando íbamos toda la familia a visitar la antigua escuela propiedad de mis abuelos, una de esas escuelas en las que los niños y las niñas estudiaban por separado, se escribía con plumilla en cuadernos pautados, los pupitres tenían el hueco para colocar el tintero y los libros olían a humedad y a viejo.

 

   La escuela era al mismo tiempo vivienda, y la cocina desprendía ese olor a grasas y hervidos, a calor de hogar, a prendas secándose tendidas en cuerdas y colocadas en sillas, cuando aún se cocinaba con carbón. Me sentí fascinada por una época que no conocí, y me imaginaba sentada en uno de esos pupitres aprendiendo a leer y a escribir con mi madre, que era maestra.

 

   Si me preguntaran qué súper poder elegiría tener, con seguridad respondería que poder viajar en el tiempo sin ser vista, para poder ser testigo presencial de tantos sucesos interesantes que ocurrieron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en esa Barcelona que tantas veces he recorrido.

Donde empezó todo

Conversando sobre la Saga Crónicas Ignoradas

¿Qué te llevó a escribir esta saga de ocho novelas?

R. Siento la necesidad de compartir lo que he sentido y aprendido a lo largo de mi vida: que se requiere valor para salir de la zona de comodidad de lo conocido y lanzarse a lo desconocido. Y a veces se nos olvida que no estamos solos en esos momentos, y que no somos los únicos que estamos pasando por estas crisis vitales.

 

Entonces las Crónicas Ignoradas ¿son una autobiografía novelada?

R. Se podría pensar que sí, desde el momento en que escribo a partir de mis experiencias personales. Pero creo que este es un viaje común para todos, y por eso he querido respetar la individualidad de Nuria Anglesola, mi protagonista, que se ha enfrentado a esas mismas pruebas e hitos a su propia manera y en sus propias circunstancias.

 

¿Son novelas para mujeres, protagonizadas por mujeres?

R. Efectivamente mis protagonistas son mujeres, pero no diría que eso determine que solo sean para mujeres. Los hombres también experimentan un viaje de auto-descubrimiento en el que tienen que ponerse a prueba y cuestionarse quienes son. Y de eso van mis historias, de personas que se ven forzadas a plantearse quienes son.

 

Pero todas las historias van de eso ¿no?, de un héroe o heroína que se pone a prueba y que al superarla, cambia.

R. Será porque es una Verdad Universal que vale la pena recordar una y otra vez, por si en el fragor de la batalla cotidiana olvidamos cual es nuestro propósito en la vida, que no es otro que llegar a la autenticidad. Lo que diferencia a unas historias de otras son los viajes individuales, ya que no hay dos iguales, aunque todos resuenen con nuestra propia vida. Ahí está la magia de las historias.

 

¿Pero dirías que los viajes de hombres y mujeres son distintos?.

R. Las personas son distintas, eso hace que la humanidad sea compleja e interesante.

 

Pero sí que hay desigualdad entre hombres y mujeres.

R. Las convenciones sociales fomentan todo tipo de desigualdades en pro de un bien común que nunca ha sido consensuado entre todos, sino impuesto por unos pocos y acatado por los demás. De ahí surgen los movimientos sociales y no hablo solamente del feminismo. Las desigualdades forzosas instigan la revolución.

 

¿Y por qué ocho novelas en lugar de una?

R. Porque reflejan cien años de historia, entre mitad del siglo XIX y mitad del siglo XX, en los que las mujeres realizaron ese viaje de forma colectiva, una forma de recordar que los ciclos se repiten, pero que con cada vuelta vamos aprendiendo algo nuevo. Era muy difícil abordar esa transformación en un solo libro con la profundidad que se merece.

 

Has elegido el género de ficción histórica, quizá hubiera sido mejor un género menos complicado, como la distopía fantástica.

R. ¿Algo así como el Cuento de la Criada, de Margaret Atwood? Creo que la autora hace un buen trabajo al retratar un mundo angustioso y extremo que pone de manifiesto esas desigualdades que te comentaba, pero he preferido basar mis historias en la realidad de lo que sucedió, porque sucedió hace no tanto y porque es algo que podría volver a ocurrir.

 

¿Con qué mensaje te gustaría que se quedaran tus lectores?

R. Quizá el mensaje sería que, cuando sientan que su mundo se pone patas arriba, respiren profundamente, encuentren el tesoro escondido en esa experiencia, recojan dignamente los pedazos y construyan de nuevo, que de esto no tiene por qué morirse nadie.

Recuperando la Historia